Jaime es estudiante de ingeniería en petróleo y en agosto del 2020 fue diagnosticado y operado por una complicación de la enfermedad de Crohn.
Durante más de un año Jaime sentía malestares cuando comía. “Fui a un gastroenterólogo y me dijo que suprima ciertas comidas. El problema fue que con el tiempo el malestar persistió, empecé a tener fiebre de vez en cuando y los dolores se agudizaron”, relató y agregó: “Un día no aguanté más y fui al médico nuevamente. Me hicieron una tomografía y cuando vieron que los resultados dieron mal me recomendaron ir a una guardia para que me evalúen, ya que era en plena pandemia y todo era muy complicado. Fue así como quedé una noche internado y me confirmaron que me tenía que operar”. En la tomografía se ha detectado un absceso secundario a inflamación en la última parte del intestino delgado.
Para realizar la intervención quirúrgica fue trasladado el jueves al CEMIC y tras nuevos estudios le confirmaron la fecha de operación para el lunes. “Los síntomas eran de hace un año y medio pero los médicos anteriores le restaron importancia y lo minimizaron. En algún momento también creyeron que era COVID, hasta que esa semana no daba más del dolor y con la tomografía se confirmó que tenía una perforación en el intestino”, aseguró Jaime. “El diagnóstico era una inflamación asociada a una pequeña filtración (perforación) a nivel del intestino. La operación era para tratar esa perforación en el intestino resecando la parte enferma, y posteriormente reconstruir el tránsito intestinal”, continuó y afirmó: “Una vez realizada la cirugía, y con los resultados del estudio de la pieza quirúrgica, me confirmaron que lo que había pasado era secundario a la enfermedad de Crohn”.
Los días posteriores a la intervención fueron dolorosos, “sentía que me estaban apuñalando, no me podía mover”; pero con el correr de los días eso se fue calmando. Ayudó mucho que la cirugía haya podido ser por laparoscopía, algo que en muchos casos como éste, por la inflamación, no se puede realizar.
Jaime conoció a Nicolás una vez finalizada la operación, ya que la misma fue de urgencia, pero sus padres tuvieron la oportunidad de hablar con él antes de la misma. “Queremos agradecerles a todos los médicos, pero en especial a Nicolás, que nos respondió en todo momento”, manifestó su mamá y añadió: “A los 25 días nuestro hijo hizo un abdomen agudo, lo que provocó que lo vuelvan a internar, algo que es común en este tipo de casos. Nicolás nos atendió el teléfono siempre y hasta se acercó al sanatorio. Es el día de hoy que es un contacto permanente de consultas”.
Tiempo después de haberse recuperado de la cirugía abdominal, Jaime tuvo que realizarse dos intervenciones que fueron realizadas tambien por Nicolás, ya que presentó una fístula anal, algo común en los pacientes diagnosticados con Enfermedad de Crohm. “Él se acercó a nosotros cuando entró al quirófano, nos permitió que estemos ambos esperándolo, se presentó, nos dio su teléfono en el momento y antes de que vuelva a la habitación nos explicó lo que le hicieron y siempre estuvo predispuesto a responder todas nuestras dudas. Es muy compañero y un gran profesional, algo que no se encuentra en todos los doctores”, concluyó. Sorprendentemente, no hubo que realizar un tratamiento quirurúrgico de la fístula anal, ya que gracias a recibir tratamiento médico (con una medicación), la fístula cerró espontaneamente.
El tratamiento de Jaime se realizó siempre de forma multidisciplinaria, con especialistas de todas las áreas trabajando en conjunto, ya que la enfermedad inflamatoria intestinal (que agrupa la Enfermedad de Crohn y la Colitis Ulcerosa) muchas veces requiere de manejo médico además de la cirugía. Por eso, Nicolás trabaja con el Dr. Juan Lasa, un gastroenterólogo especialista en esta patología, con el que se trabaja en conjunto para tomar las mejores decisiones relacionadas con estos pacientes.
Al finalizar nuestra charla, Jaime nos dejó un mensaje para quienes estén atravesando una situación similar a él. “Les digo que se operen por más que tengan miedo, que eso los va a ayudar a mejorar con el tiempo. No hay alternativa. Si uno deja pasar el tiempo le puede ocurrir lo que me pasó a mí, que prácticamente tuve que operarme de urgencia”, cerró.
Jaime se encuentra en seguimiento actualmente, realizándose chequeos cada tres meses y controlando que si situación siga en buenas condiciones. A la fecha, no presenta manifestaciones de su enfermedad y realiza una vida normal.