Mariela es fotógrafa y en el año 2022 sufrió una perforación en el intestino que le cambió la vida durante un año.
Luego de pasar por varias clínicas, diagnosticada con enfermedad diverticular, en agosto de 2023, luego de un nuevo brote asociado a dolor abdominal, fue atendida en la guardia del CEMIC donde la derivaron al cirujano Nicolás Avellaneda para ponerle fin a los dolores y el padecimiento.
“Cuando me diagnosticaron en 2022 me decían que me iban a operar cuando ya no aguantara más los dolores y que me iban a poner una bolsita de colostomía”, relató Mariela y continuó: “Me banqué 10 meses teniendo una internación por mes y la ingesta de muchos antibióticos. Comía todo hervido y procesado porque me dijeron que era intolerante al gluten, a la lactosa, entre otras cosas”. Fue así que adelgazó 13 kilos.
Finalmente, en agosto del 2023, le pidió a su esposo que la llevara al médico porque no aguantaba más los dolores y como no quiso ir a ninguna de las tres clínicas que la habían atendido anteriormente debido a que siempre le decían lo mismo, terminó en el CEMIC. “Ahí me atendió una medica de guardia, me revisó, me reconfirmó mi diagnóstico de diverticulitis y me dejó internada. Fue ahí cuando me dijeron que hablara con el cirujano Nicolás Avellaneda porque no había otra cosa que hacer que operarme. Tuve una entrevista con él una semana después”, manifestó.
“Nicolas me vio y me dijo que no era necesario bolsita. Con eso para mí ya era Dios. La primera impresión con él fue de par a par, un tipo que te habla de igual a igual”, añadió y prosiguió: “Recuerdo que lo primero que me dijo fue que me iba a salvar la vida y yo le dije que estaba podrida de comer todo procesado o de no comer nada”. A partir de ahí Mariela dejó los antibióticos, se hizo los estudios pertinentes y el 5 de octubre del 2023 se operó. “Desde ese día soy otra persona”, confesó y agregó: “Con Nicolás Avellaneda nos vimos en tres entrevistas, me explicó cómo iba a ser la cirugía, que no iba a estar con bolsita de colostomía, al menos en primera intención, y esto solo se hacía en casos seleccionados o cuando la unión intestinal no pegaba bien, y que iba a estar todo bien. También me explicó que iba a realizar un cirugía mínimamente invasiva, con bajas posibilidad de tener que realizar una cirugía convencional o abierta, lo cuál también me sorprendió porque hasta ahora siempre me habían hablado de que la laparoscopia no era viable en mi caso, por la severidad de la enfermedad”. A las 24 horas de haberse operado ya estaba caminando y tomando liquidos. Mariela se operó un jueves y el domingo tuvo el alta.
“Una de las cosas que también recalco es que Nicolás me acompañó al quirófano. Ese día le dije que iba a ser abuela y que tenía que sobrevivir, y él me dijo que iba a vivir”, manifestó. Además, destacó que Nicolás mantiene constantemente un contacto directo con sus pacientes, ya que “con cada duda que tuve me contuvo. Una sola vez tuve una pequeña hemorragia, lo llamé y me dijo que me quede tranquila, que era normal”. “También un domingo a la madrugada lo llamé y me atendió sin problemas, me dijo qué pasos seguir. En todo momento fue compañero, tiene una calidez humana que no sentí con ningún otro médico”, añadió.
Durante ese año de padecimiento Mariela tuvo que dejar de trabajar, dejó su vida. “No puedo entender como nadie me daba una alternativa a la bolsita y eso que corría riesgos porque se podría estrangular el intestino o haberse vuelto a perforar”, explicó. Hoy en día se siente espectacular. Al mes de su operación pudo comer y volver a su vida normal.
Al finalizar nuestra charla le consultamos qué mensaje le daría a aquellas personas que atraviesan una enfermedad diverticular severa, y nos respondió: “Que se animen a operarse, que sin dudas te cambia la vida”. “Es cierto que uno se llena de dudas, que da miedo, pero así y todo hay que arriesgarse porque el cambio de vida es radical. Uno a veces tiene suerte y otras no, pero hay que animarse porque te cambia la vida totalmente”, agregó y concluyó: “Yo le digo a quienes tiene divertículos que se animen, que se operen, que busquen a Nicolás que te cambia la vida. A mi él me devolvió la vida”.
Y cerramos esta historia con las palabras de un posteo de ella en sus redes sociales luego de haberse operado: “Solo imagínate lo hermoso que es arriesgarte con tus miedos a cuesta y que encima todo salga bien. Gracias inmensas Nicolás Avellaneda y a todo su equipo de cirugía de CEMIC”.